Building Success for New York’s English Learners
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Mayor de Blasio and Chancellor Carmen Farina face an important opportunity to improve educational options for English Language Learners by developing high-quality offerings that emphasize early English learning.
Educational outcomes for New York City’s English Learners have remained remained mired at below-average levels. Reading results for fourth-grade English learners have consistently trailed scores by their peers in other large cities on the National Assessment of Educational Progress. In fact, New York City’s results have barely changed, slipping slightly over the past 10 years.
Spanish-speaking English learners are more likely to be placed in transitional bilingual education classrooms, which focus first on teaching in students’ non-English, home language. Subsequently, they are less likely to acquire proficient English skills, more likely to become labeled “long-term ELLs,” and less likely to graduate high school than their peers in English-as-a-Second-Language (ESL) classrooms, that emphasize English instruction.
The majority of New York City’s 160,000 English learner students speak Spanish and are not immigrants, but second- or even third-generation Americans. Increasingly, they live in linguistically-isolated enclaves where strong English speakers are rare, adding urgency to the challenges facing schools.
A number will, of course, find academic success. Children who enter City schools as English learners and successfully acquire English-language skills early on have proven to be one of its top-performing student populations, and regularly outperform district averages. Historically, these children have been more likely to emerge from ESL classrooms, where early English is a central focus.
Other cities have bolstered their English learners’ success through innovative, technology-driven personalized learning models designed to meet the needs of English learners and demonstrating powerful results. Innovative charter schools built around blended learning, like Chicago’s Intrinsic Schools or California’s Rocketship Education, would represent powerful options for English learners in New York City, or these models could be established within the New York Public Schools directly.
Meanwhile, as momentum builds for expanding New York’s early-childhood education options, some have suggested requiring these programs to be offered in students’ non-English, native languages. Such a mandate could actually prove harmful for high-poverty English learner populations, deterring schools from applying resources to establish high-quality preK programs designed according to recognized indicators.
Ultimately, expanding the number of effective classrooms designed to improve student outcomes will bring the greatest benefits to this crucial student population.
Columna: Aprendizaje temprano del inglés, la clave
By Don Soifer
El alcalde Bill de Blasio y la canciller de Educación Carmen Fariña tienen una gran oportunidad para mejorar las opciones educativas para los estudiantes de inglés, a través del desarrollo de programas de alta calidad centrados en el aprendizaje temprano del idioma.
Los resultados educativos para los aprendices de inglés de Nueva York están estancados en niveles mediocres. Los resultados de lectura de alumnos en cuarto grado han ido en rezago con respecto a sus pares en otras ciudades grandes, de acuerdo con la Evaluación Nacional del Progreso Educativo. De hecho, los resultados en la ciudad apenas han cambiado en los últimos 10 años.
Para los aprendices de inglés hispanohablantes, lo más probable es que les coloquen en aulas de educación bilingüe de transición, donde el enfoque es enseñar en el idioma que se habla en su hogar. Como consecuencia, es más probable que no lleguen a dominar bien el inglés y que se les designe como “aprendices de inglés a largo plazo”. Así, sus posibilidades de graduarse de la secundaria son menores que la de sus pares en aulas enfocadas en inglés como segundo idioma (ESL), que enfatizan la enseñanza en este idioma.
La mayoría de los 160,000 alumnos aprendices de inglés de la Ciudad de Nueva York hablan español y no son inmigrantes, sino estadounidenses de segunda o hasta tercera generación. Cada vez más, viven en áreas aisladas a nivel lingüístico, donde raramente hay personas que hablan bien el inglés. Esto le añade urgencia a los retos que enfrentan las escuelas.
Varios de ellos, por supuesto, lograrán éxito académico. Los niños que ingresan a escuelas municipales sin hablar inglés y que aprenden el idioma con rapidez han sido uno de los grupos estudiantiles con mejor desempeño, y superan regularmente los promedios del distrito. Históricamente, estos niños suelen salir de aulas de ESL, donde el aprendizaje temprano del inglés es el objetivo primordial.
Otras ciudades han impulsado el éxito de sus aprendices de inglés a través de modelos de aprendizaje innovadores, personalizados y apoyados en la tecnología.
Innovadoras escuelas charter basadas en un estilo de aprendizaje combinado, como Intrinsic Schools en Chicago o Rocketship Education, en California, representarían buenas opciones para los aprendices de inglés neoyorquinos. Estos modelos también podrían establecerse directamente dentro de las escuelas públicas de la ciudad.
Mientras tanto, a medida que crece el impulso hacia la expansión de las opciones de educación preescolar en Nueva York, algunos sugieren que estos programas se ofrezcan en los idiomas maternos de los alumnos, no en inglés. Este requisito podría perjudicar a los aprendices de inglés de bajos recursos, al impedir que las escuelas usen los recursos para establecer programas de preescolar de alta calidad diseñados de acuerdo con indicadores reconocidos.
A la larga, expandir el número de aulas efectivas diseñadas para mejorar los resultados de los alumnos proporcionará los mejores beneficios a este crucial grupo escolar.
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