El club de los enganados
Para ”proteger nuestro sistema de educación” del espionaje cubano, el representante estatal David Rivera propone prohibir los viajes académicos de las universidades floridanas a Cuba.
No importa que los dos profesores de la Universidad Internacional de la Florida que preocupan al legislador –ambos acusados de haber servido como agentes cubanos– no hayan sido procesados, mucho menos condenados todavía.
Es importante protegernos ya, dice Rivera –y aprovechando su lógica, tal vez la mejor protección sería terminar cualquier actividad relacionada con Cuba por parte de personas o instituciones cuyo trabajo haya sido afectado por la inteligencia cubana.
Yo voy primero entonces. Tal vez debo dejar de trabajar en asuntos cubanos porque en mis escritos he citado a Manuel David Orrio, un periodista independiente de Cuba cuya condición de agente de Seguridad del Estado fue revelada en 2003.
¿Pero quién más? ¿La organización Hermanos al Rescate debe cerrar sus puertas por haber sido penetrada por la inteligencia cubana? ¿Qué deben hacer los disidentes en Cuba después de la infiltración de doce agentes que fueron desenmascarados en 2003? ¿Recomendaría el señor Rivera que ellos ahora se callen y se queden en casa para su propia protección? ¿Y el servicio Cubanet, que repartió cientos de artículos de Orrio y otros ”periodistas” que fueron funcionarios de la Seguridad? ¿Debe el gobierno federal cortarle los fondos a Cubanet?
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